Una crisis es un tiempo para el cambio, para la reflexión, para la mejora. En estos momentos en los que se nos dice que no compartamos, que mantengamos cierta distancia social, que salgamos de casa lo menos posible; aunque resulte paradójico e incluso imposible, la generosidad es el arma para que la pandemia no acabe convirtiéndonos en seres egoístas, insolidarios e insociables.
Generosidad, dar a los demás lo mejor
La generosidad es la capacidad de las personas para darse a los demás sin esperar obtener nada a cambio. Generosidad es darse, no solo dar. Va más allá de compartir bienes materiales, también es ofrecer ayuda, aliento, compañía y tiempo.
Hasta ahora puede ser que nos hayamos centrado más en la virtud que se ve desde fuera, pero las circunstancias recientemente vividas nos dan la oportunidad de crecer para adentro, para poder sacar lo mejor de nosotros mismos y de los demás.
»Nunca habíamos tenido tanto tiempo para estar con nuestra familia, y es precisamente en la familia donde reside la primera educación de los hijos, donde se inculcan los valores, principios y virtudes humanas, como la generosidad», Margarita Pavía.
Si tratamos de atender a los demás, cuidando esos detalles que nunca se olvidan, con los miembros de nuestra familia y estando pendientes de ellos en todo momento, estaremos favoreciendo la creación de un hogar en el que prima la alegría, la ternura, el afecto y la generosidad. Una vez se ha conseguido esto dentro de la persona, se puede trasladar fuera, en el colegio o con los amigos.
La tecnología, ¿un riesgo para la generosidad?
Ahora que la tecnología ha aterrizado en nuestras vidas, corremos el riesgo de ser “absorbidos” por este mundo interesante e inexplorado en su totalidad. En un momento en el que se fomenta la comunicación con el de fuera, no hay que olvidar la comunicación directa con los que tenemos más cerca. Determinar tiempos de uso de la tecnología o aprender a compartir los dispositivos nos pueden ayudar a no perder de vista aspectos importantes como el saber escuchar o el estar pendientes de los demás.
Por otra parte, esta situación nos ayuda a valorar más el tiempo que pasamos con los demás, a valorar la presencialidad. Aprovechemos esos momentos que tenemos para darnos a los demás, para estar pendientes de sus necesidades y cubrirlas en la manera de lo posible. Porque el hacer felices a los demás se traduce en la felicidad personal, y una persona feliz irradia alegría, paz, confianza y amistad. ¿Qué mejor manera de ser generoso que ésta?
No hay más que mirar a nuestro alrededor y observar la infinidad de actos de solidaridad que han derivado de esta pandemia. Los retos llevan a la reflexión y la reflexión a hacerse cargo de lo que nos rodea. Comedores sociales como en el que estuvieron las alumnas más mayores del Colegio en Vallecas, iniciativas de voluntariado, donativos, casas de acogida, etc. Son solo algunos de los miles de ejemplos que nos llevan a pensar y a afirmar que, efectivamente, nos encontramos ante la pandemia de la generosidad.
Solidaridad desde Orvalle
Desde el colegio también se ofrece la posibilidad de ser solidarios en un proyecto de ayuda a miles de familias que, desgraciadamente como consecuencia de la pandemia han llamado a la puerta de la Parroquia de San Ramón Nonato, porque no tienen cubierta sus necesidades básicas, queremos que el esfuerzo de cada alumna sirva para agradecer lo que tiene y darse cuenta de que cerca de nosotros hay muchas personas con necesidades.
[embedded content]
La generosidad también reside en el ser conscientes de la suerte que tenemos y a no acostumbrarnos, a valorar la familia, el colegio, el tener qué comer y dónde dormir cada díar. Involucrarse en una iniciativa como esta, fomenta ponerse al servicio de los demás, así como a ser agradecido con lo que Dios nos ha dado.
Llegados a este punto, podemos concluir que… ¡No hay excusa! Las adversidades no nos frenan, sino que, por el contrario, son momentos de cambio, de crecimiento, de desarrollo personal, de generosidad. Todos podemos aportar lo mejor de nosotros mismos para salir de esta situación más fortalecidos, más solidarios, más comprometidos con el mundo.
Diez consejos para vivir la generosidad
- Dar con alegría mostrando siempre lo mejor de nosotros mismos, siendo positivos, sabiendo escuchar y sonreír, aunque nos sintamos mal.
- Compartir nuestro buen hacer en las tareas de casa y del colegio con ejemplaridad, por la alegría que en el gusto por el trabajo bien hecho.
- Compartir lo que es valioso para mí.
- Guardar parte de mi dinero o de mis cosas para ayudar a quien lo necesite.
- Compartir mi tiempo ayudando o escuchando con atención a mi familia, compañeras de clase, profesoras o cualquier otra persona, aunque yo tenga otras cosas que hacer o realmente no me interese mucho lo que dicen o hacen.
- Estar siempre pendiente de las necesidades de cada uno de los conviven en casa, en el colegio, trabajo, más que de las mías.
- Ayudar sin que me lo pida nadie.
- Cumplir las normas de protocolo Covid porque me preocupo por los que me rodean.
- Cuidar y valorar todas las cosas materiales que tengo, por ejemplo, el material para trabajar: cuadernos, Chromebook, libros, el uniforme, etc.
- Hacer cada día algo bueno por los demás, buscando siempre el bien de los que me rodean.
Artículo escrito por Margarita Pavía, profesora encargada de curso (pec) de 1ºB dePrimaria.